Lo que se siente se trasciende

¿Has intentado alguna vez dejar de sentirte mal?  Has probado a distraerte con otra cosa, con otro pensamiento… ¿has intentado verlo de forma positiva? negar ese malestar interno, ¿o hasta has llegado a enfadarte contigo mism@ porque no consigues salir de esa emoción negativa? Si alguna vez lo has intentado, seguramente te habrás dado cuenta de que no funciona.

No funciona porque aunque lo intentes no consigues dejar de sentirte como realmente te estás sintiendo, no funciona porque la emoción que intentas sentir, la que fuerzas para que substituya la negativa no es real, no es lo que realmente estás sintiendo, y aunque lo fuerces, no perdura mucho en el tiempo.

Qué podemos hacer para trascender esas emociones negativas, ese estar triste, ese estar deprimido, estar enfadado… Da igual que emoción sea. No podemos auto engañarnos y decirnos que sentimos algo que no sentimos y así esperar que la emoción real se desvanezca por arte de magia y que otra que en ese momento no estamos sintiendo aparezca y se quede en su lugar.

Lo que se siente se transciende. Para que algo siga su curso, para que algo no se quede estancado en nosotros, para que las cosas fluyan y sigan su curso, lo primero que tenemos que hacer es aceptarlas y sentirlas. Si estoy triste, estoy triste, y lo primero que debo hacer es aceptarlo y dejármelo sentir, para que así esa tristeza pueda hacer su función y dar paso a otra emoción más agradable o a nuestro juicio «mejor».

Lo mismo ocurre con todo el abanico de estados mentales y emocionales por los que transitamos. Uno empieza a salir de la tristeza dándose permiso para estar triste, de la depresión aceptando que está deprimido, del enfado y la rabia, reconociendo ese enfado y esa rabia, del miedo, sintiendo y transitando ese miedo. Eso es lo que sientes en este momento, sé que no te gusta, que preferirías sentirte de otra forma, pero ahora mismo, eso es lo que sientes. Así que abrázalo, reconoce su existencia y deja de magullarte luchando continuamente contra ti mimo.

Una vez nos dejamos sentir lo que sea que sintamos, esa emoción podrá hacer su función, podemos escuchar ese estado en nosotros. ¿Porqué siento esto?, ¿qué significa?, ¿qué estoy sintiendo exactamente?. Habla con esa emoción. Puedes hacerlo en voz alta, puedes escribirlo, contárselo a alguien…hacerlo consciente es el primer paso para que transcienda.

Aquello que se siente se hace consciente, se hace latente, hace su función y trasciende. Mientras negamos la entrada o el sentir esas emociones que realmente estamos sintiendo, lo que conseguimos es el rechazo a lo que el inconsciente necesita hacer consciente para sanar. De esta forma, al rechazarlo, conseguimos que la emoción siga ahí permanente, es como si estuviera llamando continuamente al timbre de nuestra casa y nosotros no le abrimos, y ahí siguiera hasta que le abramos la puerta.

Puede, que al no abrirle te parezca que te proteges de ella, es como cuando sonreímos y actuamos como si todo estuviera bien, cuando en realidad ese día estamos mal. De alguna forma no nos lo dejamos sentir del todo, pero está ahí, nos invade igualmente de forma interna, y no nos dejamos superarlo. Recuerda que todas las emociones tienen su función, están ahí para algo. Ábrele la puerta, deja que se siente en casa, charla con ella…¿porqué está ahí?, escucha, abrázala y cuando ya la hayas sentido, podrá a su ritmo, irse tranquila.

Para mí este aprendizaje en su momento fue vital. Todo eso que negamos, que evitamos, que no nos dejamos sentir, sigue siempre ahí, tocando siempre el timbre de la puerta, lastimándonos. Nos da miedo dejarnos sentir las emociones que hemos catalogado como «malas» y no nos damos cuenta de que están ahí para algo y que lo que no es bueno para uno es negar, evitar y alargar la situación.

Solo cuando nos permitimos sentir el miedo, éste desaparece, solo cuando sentimos la tristeza, cuando lloramos, después nos sentimos mejor, solo cuando reconocemos la ansiedad, la ira, o el malestar, empezamos a abrir ventanas a otras emociones.

Somos mucho más que nuestras emociones, estas no son eternas, sino que simplemente van y vienen en nosotros. Pero recuerda que no nos definen. Que no te dé ningún miedo, la vida son subidas y bajadas, y no podemos subir si no nos permitimos bajar.

 

Lo que se siente, se trasciende.

Gemma Pallàs

Coaching Personal.

 

 

 

Lo que se siente se trasciende

¿Has intentado alguna vez dejar de sentirte mal?  Has probado a distraerte con otra cosa, con otro pensamiento… ¿has intentado verlo de forma positiva? negar ese malestar interno, ¿o hasta has llegado a enfadarte contigo mism@ porque no consigues salir de esa emoción negativa? Si alguna vez lo has intentado, seguramente te habrás dado cuenta de que no funciona.

No funciona porque aunque lo intentes no consigues dejar de sentirte como realmente te estás sintiendo, no funciona porque la emoción que intentas sentir, la que fuerzas para que substituya la negativa no es real, no es lo que realmente estás sintiendo, y aunque lo fuerces, no perdura mucho en el tiempo.

Qué podemos hacer para trascender esas emociones negativas, ese estar triste, ese estar deprimido, estar enfadado… Da igual que emoción sea. No podemos auto engañarnos y decirnos que sentimos algo que no sentimos y así esperar que la emoción real se desvanezca por arte de magia y que otra que en ese momento no estamos sintiendo aparezca y se quede en su lugar.

Lo que se siente se transciende. Para que algo siga su curso, para que algo no se quede estancado en nosotros, para que las cosas fluyan y sigan su curso, lo primero que tenemos que hacer es aceptarlas y sentirlas. Si estoy triste, estoy triste, y lo primero que debo hacer es aceptarlo y dejármelo sentir, para que así esa tristeza pueda hacer su función y dar paso a otra emoción más agradable o a nuestro juicio «mejor».

Lo mismo ocurre con todo el abanico de estados mentales y emocionales por los que transitamos. Uno empieza a salir de la tristeza dándose permiso para estar triste, de la depresión aceptando que está deprimido, del enfado y la rabia, reconociendo ese enfado y esa rabia, del miedo, sintiendo y transitando ese miedo. Eso es lo que sientes en este momento, sé que no te gusta, que preferirías sentirte de otra forma, pero ahora mismo, eso es lo que sientes. Así que abrázalo, reconoce su existencia y deja de magullarte luchando continuamente contra ti mimo.

Una vez nos dejamos sentir lo que sea que sintamos, esa emoción podrá hacer su función, podemos escuchar ese estado en nosotros. ¿Porqué siento esto?, ¿qué significa?, ¿qué estoy sintiendo exactamente?. Habla con esa emoción. Puedes hacerlo en voz alta, puedes escribirlo, contárselo a alguien…hacerlo consciente es el primer paso para que transcienda.

Aquello que se siente se hace consciente, se hace latente, hace su función y trasciende. Mientras negamos la entrada o el sentir esas emociones que realmente estamos sintiendo, lo que conseguimos es el rechazo a lo que el inconsciente necesita hacer consciente para sanar. De esta forma, al rechazarlo, conseguimos que la emoción siga ahí permanente, es como si estuviera llamando continuamente al timbre de nuestra casa y nosotros no le abrimos, y ahí siguiera hasta que le abramos la puerta.

Puede, que al no abrirle te parezca que te proteges de ella, es como cuando sonreímos y actuamos como si todo estuviera bien, cuando en realidad ese día estamos mal. De alguna forma no nos lo dejamos sentir del todo, pero está ahí, nos invade igualmente de forma interna, y no nos dejamos superarlo. Recuerda que todas las emociones tienen su función, están ahí para algo. Ábrele la puerta, deja que se siente en casa, charla con ella…¿porqué está ahí?, escucha, abrázala y cuando ya la hayas sentido, podrá a su ritmo, irse tranquila.

Para mí este aprendizaje en su momento fue vital. Todo eso que negamos, que evitamos, que no nos dejamos sentir, sigue siempre ahí, tocando siempre el timbre de la puerta, lastimándonos. Nos da miedo dejarnos sentir las emociones que hemos catalogado como «malas» y no nos damos cuenta de que están ahí para algo y que lo que no es bueno para uno es negar, evitar y alargar la situación.

Solo cuando nos permitimos sentir el miedo, éste desaparece, solo cuando sentimos la tristeza, cuando lloramos, después nos sentimos mejor, solo cuando reconocemos la ansiedad, la ira, o el malestar, empezamos a abrir ventanas a otras emociones.

Somos mucho más que nuestras emociones, estas no son eternas, sino que simplemente van y vienen en nosotros. Pero recuerda que no nos definen. Que no te dé ningún miedo, la vida son subidas y bajadas, y no podemos subir si no nos permitimos bajar.

 

Lo que se siente, se trasciende.

Gemma Pallàs

Coaching Personal.

 

 

 

SobreGemma Pallàs

Em dic Gemma Pallàs i em dedico al acompanyament d'adults i adolescents, per generar seguretat i confiança per viure sense pors.

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