Los miedos en la adolescencia

Recuerda tu adolescencia, es probable que tu también tuvieras miedo, es probable que te sintieras perdido y presionado, como se sienten una gran mayoría de adolescentes.

Probablemente viviste una época de «decisiones importantes«, que para muchos no son fáciles de tomar. ¿Que estudiaré? ¿De que quiero vivir? ¿Dónde iré? ¿Que haré con mi vida? «Crisis de identidad» ¿Quien soy? ¿Cómo soy? ¿Qué me gusta? ¿Qué se me da bien? ¿Qué podría potenciar? ¿Qué me iría bien modificar? ¿Que me hace feliz?…»Presiones sociales» donde nuestra forma de pensar, nuestras creencias y el como actuamos, ya dibujan unas consecuencias y un camino. ¿Qué se espera de mi? ¿Qué esperan de mi los de casa? ¿Qué se supone que deberia hacer? ¿Qué está bien y que está mal?…y todo en un momento clave en la formación de «la Autoestima«,¿Qué pienso de mi mismo? ¿Que piensan los demás de mi?, ¿Qué me gusta de mi forma de ser?, ¿Qué no me acepto?

Eso que algunos adultos ya hemos pasado y que muchos otros aún podemos estar pasando, son solo algunas de las cosas por las cuales han de lidiar la mayoría de adolescentes. No son preocupaciones, situaciones,  ni decisiones fáciles, pero tampoco son insuperables. Casi todos lo vivimos, y de todo esta etapa salen muchas cosas buenas, como aprendizajes, experiencias, vivencias, fortalezas, capacidades, etc.

Aquí os escribo una lista de los miedos más típicos por los que pasamos en la adolescencia.

  • Miedo a equivocarme con la elección de estudios.
  • Miedo a no saber que hacer con mi vida.
  • Miedo a no tener amigos y a no ser aceptado.
  • Miedo a no ser comprendido por mi familia.
  • Miedo a no saber afrontar cambios y nuevos retos.
  • Miedo a no ser querido de forma romántica.
  • Miedo a no cumplir las expectativas de los demás.
  • Miedo a no saber quien soy o que es lo que me gusta.
  • Miedo al ridículo y al rechazo.
  • Miedo a las responsabilidades.
  • Miedo a crecer.

¿Cual es el error de muchos padres, madres o adultos?

A veces los que están al cargo del adolescente, caen en el error de querer ahorrarles estos miedos, allanando el camino, apartando los obstáculos y sobre protegiendo. ¿Que no sabes qué hacer? No te preocupes, no hagas nada. ¿Qué no estás bien con los amigos? No te preocupes, quédate en casa y ya está. ¿Qué te da miedo apuntarte a un curso nuevo, irte lejos de casa, entrar en el mundo laboral..? No te preocupes, yo lo dispongo todo para qué no tengas que afrontarlo..

Esto provoca que empeoremos las cosas, y alimentemos aún más estos miedos, hasta hacerlos demasiado grandes para que puedan gestionarlos ellos solos/as, creando aún más ansiedad, inseguridad y falta de confianza en sus propias facultades y capacidades.

Por muy buena que sea la intención, los miedos no desaparecerán porqué haya alguien que me solucione el problema.

¿Qeé podemos hacer como adultos?

Lo principal (lo hagamos mejor o peor) es tenerlo en cuenta. Hacer memoria y tener en cuenta lo que supuso para nosotros todos estos miedos en nuestra adolescencia. Es poder decirlos «entiendo por lo que estas pasando», «se que puede ser duro», «tengo la confianza que conseguirás superar todo lo que te preocupa», «y estaré siempre que me necesites».

Entender no significa organizarle la vida a mi gusto. Puedo tener una opinión sobre lo que creo que es lo mejor par el/la, sobre lo que ahora (des de mi perspectiva), creo que hubiera sido lo mejor para mi, puedo tener una opinión sobre como creo que debería actuar, pero en última instancia nadie está en la mente de otro, y yo no puedo decidir que le gusta más, a que debe dedicar su vida laboral, o que es lo que le hace feliz… además, de que hay que tener en cuenta que nuestros hijos siempre harán las cosas des de su forma de ser y no la nuestra.

Por lo tanto, lo que podemos hacer es dar soporte des de la distancia y el respeto. Aconsejar sin pisar su expresión, proteger sin reducir la libertad de aprendizaje, o su experiencia, y sobretodo dar confianza, responsabilidad y seguridad sin culpar (¿ves?, ¡es que no lo haces bien!) o victimizar (ai pobre que todo le sale mal)…

Al final nadie es perfecto, y tampoco se trata de ser padres o madres perfectos, simplemente un pequeño cambio, un «darse cuenta» de si hacemos algo contraproducente y modificar, ya es un gran éxito.

Recordemos que tanto adultos como adolescentes, tenemos miedos y SOLO LOS VALIENTES TIENEN MIEDO.

Gemma Pallàs.

Coaching pera adolescentes